Uno de los mitos griegos
que se ocupan de la creación del mundo dice que en el principio de los tiempos
todo era desorden y confusión (Caos) hasta que surgió la Madre Tierra, quien
dio a luz un hijo llamado Urano. Urano derramó una lluvia fértil sobre las hendiduras
secretas, naciendo así las hierbas, flores y árboles con los animales y las
aves, que formaron como un cortejo para cada planta. La lluvia sobrante hizo
que corrieran los ríos y al llenar de agua los lugares huecos se originaron así
los lagos y los mares, todos ellos deificados con el nombre de Titanes: Océano,
Ceo, Crío, Hiperión, Cronos; y Titánidas: Temis, Tea, Rea, Tetis, Mnemosine y
Febe, de ellos descendieron los demás dioses y hombres.
Pero
como Urano y Gea quisieron demostrar que su poder estaba por encima de todo,
crearon otros hijos de horrible aspecto los tres Cíclopes primitivos, llamados
Arges, Astéropes y Brontes, quienes tenían un solo ojo redondo en el medio de
la frente y representaba respectivamente el rayo, el relámpago y el trueno y
eran inmortales.
Finalmente engendraron a los Hecatónquinos o Centimanos, tres hermanos con cincuenta cabezas y cien brazos cada uno que se llamaron Coto, Briareo y Giges.
Por su parte la Noche por si sola había engendrado a Tántalo (la muerte) a Hipno (el sueño) y a otras divinidades como las Hespérides celosas guardianas del atardecer cuando las tinieblas empiezan a ganar la batalla de la luz diurna, fenómeno que se repite día a día; las Moiras (Parcas), defensoras del orden cósmico, representadas como hilanderas que rigen con sus hilos los destinos de la vida; Némesis, la justicia divina, perseguidora de lo desmesurado y protectora del equilibrio.
Finalmente engendraron a los Hecatónquinos o Centimanos, tres hermanos con cincuenta cabezas y cien brazos cada uno que se llamaron Coto, Briareo y Giges.
Por su parte la Noche por si sola había engendrado a Tántalo (la muerte) a Hipno (el sueño) y a otras divinidades como las Hespérides celosas guardianas del atardecer cuando las tinieblas empiezan a ganar la batalla de la luz diurna, fenómeno que se repite día a día; las Moiras (Parcas), defensoras del orden cósmico, representadas como hilanderas que rigen con sus hilos los destinos de la vida; Némesis, la justicia divina, perseguidora de lo desmesurado y protectora del equilibrio.
Cierta vez
los ciclopes se rebelaron y Urano los envió al Tártaro (una especie de
infierno).Disconforme con el castigo, la Madre TIerra incitó a los titanes para
que rescataran a sus hermanos.Uno de ellos, Cronos, atacó a Urano y desde
entonces paso a reinar en el Universo.Pero Cronos se comportó con crueldad y
nuevamente envió al Tártaro a los cíclopes y a los gigantes.
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